De todo un poco

viernes, junio 30, 2006

Aterrizando

La última semana en Lulea se tornó en una espera constante del desenlace final; la vuelta a casa. A pesar de que suene un poco dramático, es cierto, se trataba alargar el final. Se mezclaban ganas de marchar y de "no marchar", se notaba la ausencia de mucha gente,... en fin, que para reanimarnos Eli y yo decidimos celebrar nuestro cumple con la gente de Lulea. Una cenita en casa de Paco a base de salmón, canapés y otros aperitivos. Y... después de soplar las velas, llegaba la hora de empezar oficialmente la fiesta; la última por aquellos lares. Y como no podía ser de otra manera, la fiesta no decepcionó, se convirtió tal y como Drunk la bautizó en la "jarta fiesta" Y es que todo el mundo desperdigado en grupitos por el corridor de Paco, haciendo de las suyas, con mucho alcohol (había que acabar los últimos suministros que nos quedaban en Lulea) y muchas ganas de pasarlo bien. Menuda mezcla.

El 19 de Junio (día oficial de mi cumpleaños) un taxi nos recogía a Viti y a mi para llevarnos al aeropuerto. Al mismo tiempo nos despedíamos de la gente que aun quedaba en Lulea, aunque la mayoría sólo durante uno o dos días más. Tras facturar en Arlanda, comenzaba el viaje de "vuelta a casa". Un viaje que sin duda nos quedará en el recuerdo, tal y como podéis comprobar en la crónica del blog de Viti.

Al final, no logré cumplir mi objetivo, pasar el día de mi cumpleaños en Lulea y en casa; debido al retraso llegué el día 20... :(, pero bueno, ahí estaba mi familia para celebrarlo de todas todas. Así que soplé las velas de la tarta (tras un montón de años sin tarta ni velas, éste año me tocó por partida doble!!!) y me quedé toda ancha.

Al día siguiente, día de estrésssss!!!! El 21 tenía que estar camino de Portugal, deshacer una maleta y volver a hacer otra, preparar presentación y demás... y es que me iba a un congreso
a Portugal. Allí nos pasamos dos días Tejo y yo, en Esposende. La verdad que el hotel y el lugar muy chulos. Tras nuestras respectivas presentaciones y la clausuara del congreso, nos fuimos a celebrar la noche de San Juan. Tras no ver ninguna hoguera (pero sí a un grupo folklórico portugúes) nos fuimos de discoteca (de 9 euros de entrada, verdad Tejo?) donde entre otras cosas me regalaron un mazo de plástico sonoro!!!! No está mal, estos portugueses menudas
costumbres....

Al día siguiente un poco de ruta: Oporto (la calle principal, el ayuntamiento, mítica calle: ropa colgada y banderas, una iglesia muy bonita, el puente de Don Luis, indefinible) con parada en Vigo a la noche. Allí nos reunimos con Isaac y Nuria. Salimos por los bares de Vigo (unos más cansados que otros...) y Portonovo al día siguiente. Estuvo genial volver a verlos y ponernos al día mutuamente. Espero verlos pronto por Asturias, ya que cumplí mi palabra y fui la primera en visitarlos ;)

Sin embargo, muy a pesar nuestro, el viaje llegaba a su fin y teníamos que volver a casa, pero no sin antes hacer una parada en Lugo.

Al fin, en la madrugada del 26, logramos pisar nuestra casa.
A partir de ahí, vuelta a mi vida en Piedras Blancas (que por cierto, este fin de semana está de fiesta) Hoy, viernes, saldré (después de bastantes meses) por Asturies. El sitio elegido: Oviedo. A ver como se da este "matu" sin mis amigos luleanos. Pero bueno, estoy segura que todos estarán con sus respectivas fiestas en sus respectivas ciudades haciendo lo que tan bien sabemos: matear? (Michi, corrígeme) Así que... un beso para todos y pasarlo bien esta noche. No me defraudéis, eh?

lunes, junio 12, 2006

Con el pie izquierdo?

Hace unos días que volví de nuestro viaje por Noruega. Tres días en Bergen y uno y medio en Oslo. La tropa estaba formada por: Andrea, Eli, Nuria, Raquel, Tere, el Drunk y yo. Cómo veis Drunk estaba más que bien acompañado, jeje
Pues bien, a pesar de que nuestro viaje no estaba asegurado 100%, (aun tenían que dejarnos ir en tren de Bergen a Oslo con nuestros billetes de inter-rail "no muy legales" (by Drunk) y el alojamiento en Oslo no estaba del todo claro) algún que otro incidente ocurrió.

Todo empezó la noche anterior. Nos íbamos de sábado, por tanto el viernes había que disfrutar de la última noche de Cleo y despedir a un montón de gente que a la vuelta ya no veríamos. La noche transcurrió como siempre, hasta que llegó el momento de las despedidas, ufff, muy chungo, aquello se convirtió en un mar de lágrimas. Tras dormir apenas un par de horas con ese humor, llegaba la hora de coger el avión rumbo a Bergen. A las 5 de la mañana un Omar aun borracho nos despedía, a la par que Drunk (aun drunk) subía al taxi.
Al mismo tiempo en Porson.... Raquel se dormía y finalmente la sección Porson (Andrea, Tere y Raquel) perdían el bus. La pobre Raquel tuvo que escuchar echar la culpa de nuestra mala pata a su profundo sueño :)

Tras llegar a Bergen y haber dormido un poco en el avión -y haberme tirado una taza entera de café ardiendo por encima.... Una maleta no llega! Era la maleta del Drunk.
Le acompaño a dar el parte y le pregunto qué llevaba y cual es mi sorpresa cuando dice "...y los billetes del inter-rail" Diosss!!!! Drunk llevaba todos nuestros billetes de inter-rail en la maleta, ¿cómo ibamos a llegar ahora a Oslo? Todo medio de transporte alternativo nos saldría por un ojo de la cara. Sólo nos quedaba confiar en que llegara.

En Bergen Eli y Andrea se fueran a casa de Ana (una amiga de Eli), mientras los otros cinco ocupábamos la casa de Oriol, un chico que no conocíamos amigo de Marc. Ya nos había informado que el piso era pequeño, pero finalmente nos las apañamos para dormir todos en una de las habitaciones. Las cuatro chicas en dos colchones y el Drunk a sus anchas con un colchón para él solito. La verdad que muchísimas gracias a Oriol, se portó genial con nosotros y especialmente con el Drunk, que no tenía ni abrigo ni ropa para cambiarse. Ni siquiera saco de dormir...

Al día siguiente tocó madrugón, nos fuimos durante todo el día a hacer una ruta por los fiordos: precioso!! Un poco de tren, de pierna, de barco (lo parte más guapa) y de autobús para apreciar estas vistas. Tuvimos bastante suerte con el tiempo teniendo en cuenta lo que llueve en Bergen. La verdad que la ruta por los fiordos mereció la pena, esos paisajes y montañas no se ven todos los días!

A todo esto, aun seguíamos maquinando la forma de llegar a Oslo; seguíamos sin noticias de la maleta.

El última día en Bergen, último intento de recuperar la maleta. Llamamos al aeropuerto y al fin había llegado!! Menudo subidón. Para celebarlo
subimos en el funicular a lo alto de la ciudad. Una vista impresionante. Allí aprovechamos para tomar un poco el sol, dormir y comer.

Al fin podíamos tomar el tren a la noche con nuestros billetes "no muy legales". Un poco acojonados al enseñárselos al revisor, pero ningún problema, apenas los miró, al fin rumbo a Oslo! En el tren nos dieron un pack con antifaz, manta, almohada hinchable (que se me pinchó) y tapones. Perfecto para dormir toda la noche y así fue como lo hice. A las 6 y poco de la mañana ya estábamos plantados en un Oslo lleno de banderas españolas. Resulta que dio la casualidad
que al rey, al igual que nosotros, se le apeteció pasar el día en Oslo.

La ciudad muy bonita, especialmente el parque de las estatuas. Aun más bonita gracias al sol que nos acompañaba, sino que le pregunten al Drunk con lo orgulloso que estaba él de sus coloretes ;) La verdad que nos pateamos prácticamente toda la ciudad, y por cierto que nos encontramos a unos austriacos que también estaban de ex-changes en Lulea. El mundo es un pañuelo. De hecho en Bergen también nos encontromas con David, el chico que nos acogió cuando fuimos a Goteborg.

En Oslo nos quedamos en una casa flipante, si la de Oriol podía pecar por pequeña esta era totalmente lo contrario. Una pedazo casa en lo alto de Oslo con un comedor de cristalera a través de la que podías ver unas vistas impresionantes de todo Oslo. El dueño era el jefe de un amigo de un amigo sueco de Andrea. Nos trataron de nuevo muy bien, y allí intentamos hacer una mini-party, aunque a algunos de nosotros el alcohol nos dio sueño más que nada...

Al día siguiente tocaba volver a casa (para algunos de nosotros, ya que otros siguieron rumbo a Copenhague) en avión hasta Estocolmo. Allá llegamos al aeropuerto. Todo iba bien, hasta que se canceló el vuelo. Unas dos horas de retraso y con un vale de 80 coronas noruegas; podría haber sido peor. Subimos al avión y eso no despega, ¿qué pasa? De repente, vemos a una azafata con una lista interminable, marcando a uno por uno. ¿Péro que es esto? Aquello parecía prehistórico total. Al preguntar, nos dijeron que faltaba un pasajero que, sin embargo, había hecho ya el check-in. Sin embargo, lo mejor estaba por venir, al rato nos empiezan a nombrar uno por uno con esa pronunciación noruega de nuestros nombres casi imposible de entender. Al escuchar el nombre tenías que calcar el botón que se utiliza para llamar a las azafatas. Ja, ja, aquello era de risa. Menudo jaleo. Y por si era poco, una segunda vez. Al final un noruego me dijo
que el problema es que alguíen estaba "double booked", una señora que gracias a dios se dio cuenta que el problema era ella. Tras algo más de una hora, yo creo, logramos salir hacia Estocolmo.

A Lulea llegamos Nuria y yo hacia la 1 de la madrugada. Y aun teníamos que ir a la fiesta de despedida de Nuria, Jorge, David y Javi! Allí aguantamos como campeones hasta las 5 de la mañana, cuando se fueron. Así el viaje concluyó tal y como empezó, con esta triste despedida, al igual que todas las que estamos teniendo estos días.